Puente del Inca |
Nico |
Mulas en playa ancha |
Plaza de Mulas |
Plaza de Mulas |
Canada |
Canada |
La travesia desde La cueva |
Mica al fondo de la pared sur |
Nico y Mica en la cumbre 6964 metros |
Nico y Mica en La cumbre 6964 metros |
Nico en la cumbre |
Despedida de plaza de mulas |
Partimos de la capital Salteña el
día 4 de febrero del corriente año, era una expedición que en un principio
realizaríamos solo 2 personas Micaela Pereyra y yo. Pero el destino nos cruzó
con Alejandro Días Patrón y el Gringo Reyna, ellos del Club Amigos de la Montaña y nosotros del
Club de Montaña JANAJMAN.
Llegamos a Mendoza de noche y al
día siguiente nos quedamos para hacer compras de fiambres y realizar el trámite
del permiso para ingresar al Parque Provincial Aconcagua. Es raro pagar para
ingresar a una montaña, pero bueno, son los tiempos modernos y nada es gratis o
por lo menos eso pensábamos, pero por suerte estábamos equivocados!!!!
Salimos de la ciudad de Mendoza y
pasamos por Los Puquios, para despachar las cargas en las mulas, todo se pesa
minuciosamente, teníamos que llevar 90 kilos de equipo y comida entre los
cuatro, pero los 120 que acusaba la balanza casi me matan de la angustia.
Pasamos por Puente del Inca,
trámite de ingreso al Parque en Horcones y estábamos listos para la gran aventura.
Cabe aclarar que si bien partimos
los 4 desde Salta, estaba hablado y arreglado que funcionaríamos como dos
expediciones independientes. De esta manera ellos no se tendrían que acomodar a
nosotros ni viceversa, esto solucionaba el tema de las comidas, los ritmos y
los estilos de subir un cerro. Pues nunca compartimos ninguna salida previa y a
mi entender en este tipo de montañas, es mejor si vas en equipo, conocerse bien
con los compañeros.
De esta manera empezamos el corto
trayecto hacia el primer campamento llamado Confluencia, nos tomo alrededor de
3 horas llegar y es una parada obligatoria. Con Mica armamos la carpa, los
otros dos prefirieron pagar una carpa dormitorio y despachar su carpa por
mulas. A la mañana siguiente nos encontramos todos en la puerta de la
enfermería para realizarnos los controles médicos y tener la autorización para
continuar la larga marcha a nuestro próximo campamento. A los muchachos los
retuvieron por un pequeño problemita con la presión de uno de ellos, a nosotros
nos dio bien (presión y saturación de oxigeno en sangre), desarmamos el
campamento y partimos a Plaza de Mulas. Es un recorrido por una quebrada que se
hace realmente interminable, se llama Playa Ancha. Llegas a un punto tras 4
horas ininterrumpidas de caminata que se llama Piedra Ibáñez, esto es la mitad
del recorrido, nos tomó 5 horas más
llegar a Plaza de Mulas, 4360
metros. En resumen 9 horas de caminatas bajo el sol, el
premio es el paisaje que te asombra a cada vuelta de una curva.
Como estaba estipulado en nuestro
plan, todo el siguiente día lo pasamos en Mulas recuperándonos, hidratando y
haciendo sociales. La siguiente mañana nos encontró armando el equipo para ir
en búsqueda de la cumbre del Cerro Bonete, que esta justo al frente del Aconcagua,
mide 5000 metros
y tiene una vista única de la
Cara Oeste del Coloso de América. Lo ascendimos en algo más
de 3 horas, vino con nosotros otro salteño, Orlando Valdez que se desempeña
como medico en Plaza de Mulas. Luego bajamos y nos quedamos en el destacamento
de los Patrullas de Aconcagua tomando unos mates y escuchando anécdotas. Estos
personajes son los responsables de los rescates en el cerro, libran verdaderas
batallas en contra de los elementos para llevar nuevamente a sus casas a
personas que sufren distintos contratiempos. Es gente muy humilde y con un
temple especial, por suerte somos amigos de muchos de ellos.
Los dos días siguientes lo
pasamos en Plaza de mulas completando la aclimatación necesaria para ir a
mayores alturas, es uno de los puntos más importantes de una expedición.
Los partes meteorológicos nos
decían que según nuestro plan, el día que nos tocaría ir para la cumbre no sería
bueno, el anterior será entonces. Así que armamos todo y partimos directamente
al campamento de Nido de Cóndores 5580 metros, salteándonos un campamento (Plaza Canadá).
Partimos en medio de una nevada, que se intensifico en la mitad del trayecto,
llegamos cansados pero contentos (sentimos que estábamos correctamente aclimatados).
Nuevamente con partes
meteorológicos que nos dieron por radio, nos dimos con la sorpresa que el mejor
día volvía a ser el del plan original, nos sobraba un día, que lo usamos para
quedarnos en Nido de Cóndores, esto nos aclimato mejor aun y permitió que
descansemos y recuperásemos las fuerzas.
Además nuestra estadía en Nido se
hizo mas grata gracias a las comodidades de una carpa Domo, en donde pasamos la
mayor parte del tiempo (gentileza de los Patrullas).
Partimos con rumbo a nuestro
nuevo objetivo, el campamento de Plaza Cólera que esta a una altura de 6000 metros, comentar
que fue cansador y penoso nuestro avance no tiene importancia, pero el peso de
la mochila y la delgadez del aire a estas alturas completaban el panorama con
el que llegamos. Antes pasamos por el campamento de Berlín que esta un poco mas
abajo, lo que mas me llamo la atención es la cantidad de basura y el estado en
ruina de estas casuchas de madera. En la parte próxima a llegar a Cólera hay un
pequeño escalón rocoso, que muy atinadamente protegieron poniendo unos cuantos
metros de cuerdas fijas. Jaime Soriano, otro salteño nos estaba esperando, con
Mica armamos la carpa justo a lado de la de él. Lugo nos avocamos a la tarea de
buscar y derretir nieve para mantenernos hidratados, esto es una de las tareas
fundamentales en un campamento en altura. Es casi permanente el runrunear de
los calentadores en casi todas las carpas, aparte es importantísimo el lugar
escogido para juntar la nieve. Lo que pasa es que al haber tanta cantidad de
personas en los lugares de acampada, están repletos de basura de todo tipo y
fundamentalmente orina y eses. En Plaza
de Mulas te dan unas bolsas que son correlativas con el numero de tu permiso,
en ellas se debe bajar las deposiciones de cada uno, pero lamentablemente no
mucha gente cumple con esto (de no hacerlo y si te pillan tenes que pagar una
multa de 500 pesos).
El despertador sonó a las 04 de
la madrugada, es un acto de muchísima valentía salir del calor y confort de las
bolsas de dormir, preparamos el desayuno y nos vestimos para la ocasión.
Empezamos la marcha hacia la cima a las 5:30 y rápidamente nos encontramos en
una especie de convoy que ascendía lentamente por las laderas heladas de la
montaña. La primera parada la hicimos en Independencia, que es un refugio
destruido que esta a 6400
metros. En este punto a Mica se le rompió un crampon y
en las tareas de solucionar el inconveniente me saque los guantes. Me hele de
mas un par de dedos de la mano, la
suerte estaba echada, arreglamos la falla y continuamos. El Aconcagua es una
montaña en la que fue tanta gente y se escribió tanto, que cada paso que
dábamos era como pasar por terreno conocido para nosotros. Es así que pasamos
el Portezuelo de los Vientos, el Gendarme, La Gran Travesía y todo esto nos
depositó en La Cueva,
el lugar en donde las extensiones de Febo nos recalentaron. Sinceramente
pasamos mucho frío, pero la
Pacha nos protegió del Huayra (viento), que no soplo en todo
el día. En nuestro interior sentíamos que nada nos quitaría el gozo de llegar a
la cumbre. Asi que después de un breve descanso, de tomar algo de té,
continuamos el lento ascenso, quedaba una de las partes más duras por delante.
La famosa Canaleta, lugar en el que la mayoría de las personas desisten de su
acometida. Encaramos este ultimo obstáculo con mucha paciencia y determinación,
al cabo de una hora y media vi como las puntas rocosas del filo somital se
extendían a la misma altura en la que nos encontrábamos. Me Salí del sendero y
me asomé, una corriente paso por todo mi ser, estaba contemplando desde arriba
todo la Pared Sur
del Coloso, una de las mas difíciles del mundo. Con más de 3000 metros de caída al
vacío, que maravilla lo que veían mis ojos. Este punto se llama Filo del Guanaco
y ya estas a un paso de conquistar la cumbre. Fue así que dimos el último
esfuerzo, nos paramos detrás de una gran roca y nos preparamos para aguantar la
emoción. Trepamos el escalón rocoso y a escasos metros ya sin nada más de
pendiente se encontraba la cruz que señala la cima del Aconcagua. Huy que
emoción, que gran momento, nos abrazamos y las lagrimas empezaron a fluir sin
darnos cuenta. El objetivo, la cumbre, los que están y los que no, la familia,
los amigos, los que estuvieron y los que vendrán, tantas cosas. Por eso digo
que nos preparamos para aguantar tanta emoción. Aparte yo traía un bagaje mas
de emoción, este año se cumplían 40 años de la primera ascensión de mi papá a
esta montaña, y todo el camino me fui acordando de sus anécdotas, como cambio
todo viejo. El contaba que cruzaban los ríos de madrugada, traían poca agua por
el deshielo, nosotros pasamos por puentes (uno lo donó Brad Pitt), ellos
estaban prácticamente solos, nosotros rodeados todo el tiempo de personas,
Plaza de Mulas es una ciudad con pub y ni hablar del equipo con el que ellos
subieron. En fin, media hora después llegaron los Patrullas y me dieron la
posibilidad de hablar con un teléfono satelital, y si... lo llame a mi Tata,
más emoción!!!!!! Jaime Soriano y Orlando Valdez también llegaron ese mismo día
a la cumbre; así que los salteños en el techo de América fuimos cuatro. Después
de una hora y media y saludar a los que llegaban comenzamos la otra mitad del
viaje, volver. La bajada es la parte más peligrosa del ascenso a una montaña y
las estadísticas respaldan esto, la gente llega a las cimas o donde pueden al
límite de sus fuerzas y todo se complica a la hora de bajar. Desandamos todo el
camino hacia Cólera y nos quedamos en
ese campamento esperando a los que todavía faltaban llegar.
A la mañana siguiente se levantó
mucho viento y nos costó desarmar el campamento, después bajamos directo a
Plaza de Mulas, haciendo una breve parada en Nido de Cóndores, por la noche
festejos. Al otro día check out en guardaparque y el largo regreso a Puente del
Inca. De los otros dos muchachos con los que compartimos el viaje de Salta a
Mendoza nos enteramos que uno de ellos no se sintió muy bien en Nido de Cóndores
y el otro como gran compañero se bajo con él.
Empiezo el relato comentando que todo es dinero, pero por suerte no fue
así para nosotros, el Aconcagua que es un lugar masificado con montañistas y
gente de todo el mundo, o sos cliente o Prestador de algún servicio (médicos,
campamenteros, porteadores, cocineros, muleros, guías, etc.) Nosotros no éramos
ni uno ni lo otro y no manejábamos el dinero necesario (todo dólares) para los
servicios. Nos trataron muy bien los Patrullas (David y Cristian) y la gente de
Los Puquios (Chapu y Vero), hay cosas que no se pueden pagar con dinero y ellos
fueron muy generosos con nosotros en lo cotidiano.
Luego unos días en Mendoza
la vuelta, al trabajo y la vida
cotidiana.
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